miércoles, 13 de agosto de 2008
08/08/2008 00:31
Revista Veintitrés - Nota - Información General - Pág.22
Julio Cassanello, la historia del polémico presidente del COA
Juego sucio
Encabeza la delegación olímpica en Beijing y es juez de Cámara. Pero esconde su pasado como intendente de Quilmes durante la dictadura. Las sospechas sobre presuntos sobreprecios sus lazos políticos con la jerarquía del Proceso y la denuncia de un familiar: "Cuando le fuimos a pedir por los desaparecidos no nos recibió".
POR CARLOS STROKER Y CARLOS ROMERO
No es la primera vez que Julio Ernesto Cassanello se aprovecha del éxito de portivo para codearse con el poder político, sin importar su rostro ni sus exigencias, y también para edulcorar un pasado turbio y plomizo. Lo hizo en plena dictadura por casi tres años, como intendente de facto ungido por la junta Militar en el partido de Quilmes. Y hoy lo hace en democracia, como juez de Cámara y presidiendo el Comité Olímpico Argentino (COA), junto a la delegación de deportistas que ya participa en los juegos de Beijing. Como otros civiles que colaboraron con la dictadura y aceptaron sus condiciones, Cassanello sigue vigente. Se mueve al amparo de un olvido que este artículo, con el testimonio de muchos que no permanecieron impasibles, intenta ayudar a remediar. Parte del pasado de Cassanello fue puesto en discusión el 25 de julio último, cuando una denuncia presentada ante el juez federal Daniel Ra f ecas pidió su inmediata detención. La querella del abogado y periodista Pablo Llonto partió de considerar al ex intendente quilmeño como "autor de los delitos que forman parte del Código actual en el Capítulo `Atentados al Orden Constitucional', y deben ser contemplados como delitos de lesa humanidad, ya que formaron parte del primer paso del plan sistemático del que habla la sentencia (...) en el juicio a las juntas';. Llonto, que con su denuncia quiso evitar que Cassanello dejara el país rumbo a China ante "una posibilidad concreta de obstaculización de la justicia y peligro de fuga", también lo señala como "coautor material y/o intelectual", con "codominio de los hechos delictivos cometidos en el partido de Quilmes". El mismo 25 de julio, Rafecas no hizo lugar al pedido, por el estado prematuro de la causa, que se presentó en conexidad con la del Primer Cuerpo de Ejército. "Se trata de una medida provisional y nada impide que avanzada la causa se pueda tomar una medida restrictiva", explicaron a Veintitrés en el despacho del juez federal. El juzgado tiene terreno donde caminar.
Según el trabajo del Foro por los Derechos Humanos de Quilmes, en esa zona hubo cerca de 370 desaparecidos fruto del accionar de la represión. "La mayoría entre 1976 y 1978, con un impacto especial en trabajadores, delegados gremiales y estudiantes. En el caso de los empleados municipales, tenemos contabilizados tres", explica Hugo Colaone, quien por varios años presidiera el Foro y luego fuese director de Derechos Humanos en la Municipalidad de Quilmes. Para Colaone, "en mayor o menor medida Cassanello fue parte y cómplice de la dictadura, porque ya en ese tiempo se sabía lo que pasaba. Hoy él es un estertor de esa lucha inconclusa en el país, pero que sea el titular del COA es en parte también nuestra culpa. Le dimos gran importancia a la lucha contra los represores, pero quizá no hicimos todo lo necesario en el caso de los cómplices civiles como él".
El 1° de octubre de 1979, Cassanello egresado con el título de abogado de la Universidad de La Plata en 1963 asumió como intendente de facto. El acto fue en el Salón San Martín del Concejo Deliberante, que como era la usanza castrense, había sido oportunamente desactivado. En el acto estuvo presente julio Grondona, presidente.de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). Ese día, Cassanello dijo sobre su antecesor, el coronel retirado Osvaldo Gally, uno de los dos militares que tomaron el Ejecutivo quilmeño: "El intendente saliente es por sobre todas las cosas un hombre de bien y por cuyos valores morales es mi obligación hoy destacarlo en mi calidad de vecino". Su discurso fue saludado por el gobernador provincial, el terrible Ibérico Saint lean.
Su gestión termiríó a fines de 1982, en medio del "desbande" de la dictadura posderrota de Malvinas. Junto a los desmanejos en la administración pública, su mandato estuvo rodeado por la sombra de la represión y los centros clandestinos de detención "El Pozo de Quilmes" y "Puesto Vasco". Allí fueron a parar varios de los detenidos y secuestrados por las fuerzas represoras. Se sospecha que ese fue el destino de Lindolfo Pablo Gómez, un empleado municipal "chupado" en 1981. "Ocurrió en Quilmes Oeste el 11 de junio de aquel año, cuando se dirigía a trabajar a la Capital. Lindol f o había sido un militante peronista que había sufrido la detención en dos oportunidades luego del golpe del '55. Sin embargo, esta vez no volvería con vida. Una señal inequívoca, a pocas horas de su secuestro, signaría su destino: un paquete con la ropa con la que había salido y los documentos de la víctima fue dejado en la puerta de su domicilio. Nunca más se sabría de él." El relato figura en el libro inédito Al Sur de la Utopía, del historiador Jorge Márquez, sobre la vida política quilmeña del '55 al '83. Esa y otras historias tuvieron que esperar a la Política democracia para salir a la luz. Después de que el radical Eduardo Vides ganara las elecciones del '83, el Concejo Deliberante formó una comisión investigadora sobre derechos humanos, encabezada por el presidente del cuerpo, Juan Carlos Colela. Entre otras cosas, se dejó en evidencia la presencia de unas 200 tumbas con restos NN en el cementerio de Quilmes. "Se hicieron excavaciones y aparecieron montones de cadáveres con un tiro en la frente", relata Colela, y agrega: "Cassanello, aunque no consta que haya impulsado acciones, aceptó el juego del gobierno de facto y fue un soldado. La suya es la figura del colaboracionista y la connivencia está en el solo hecho de ser gobierno durante la dictadura". El informe de la comisión incluía denuncias recibidas sobre legajos de empleados municipales que fueron a parar a los "chupaderos". No suena extraño: era una práctica muy usada por el terrorismo de Estado. Ese fue el caso de Omar Suárez, militante montonero y empleado municipal en Quilmes que fue secuestrado a mediados de 1977 y permanece desaparecido. "Mi hermano mayor tenía en ese entonces 33 años. Por dichos de terceros, sabemos que estuvo en 'El Pozo', donde fue torturado", cuenta Nelfa Suárez, quien con Dalmiro, otro de sus hermanos ambos militantes del PRT, estuvie ron detenidos desde 1974 hasta 1983. El resto de su familia también sufrió persecuciones, y ella dio a luz a su hijo Víctor en cautiverio. Su esposo, Víctor Manuel Taboada, permanece desaparecido desde 1974.
"Omar era maestro mayor de obras, estudiaba arquitectura y trabajaba en la Dirección de Calles del municipio. Ya en libertad, supe que las brigadas irrumpían con listas negras en la oficina de personal de la intendencia y pedían los legajos", cuenta Nelfa, que no puede entender cómo Cassanello preside el COA. "Es gravísimo que hoy estos personajes ocupen estos lugares. Este señor tuvo la oportunidad de decir que no, porque como intendente sabía muy bien lo que pasaba en Quilmes. Más allá de que haya tenido una participación directa o indirecta, podría haber elegido no ser cómplice", sostiene. También el Concejo Deliberante formó una segunda comisión para investigar la gestión de los funcionarios del Proceso. Allí, una vez más, se probó como reflejaron las portadas del diario local El Sol que los problemas morales de los gobiernos de facto no se limitaron a los derechos humanos. Entre las muchas irregularidades de la administración Cassanello, los vecinos recuerdan los sobreprecios en el "embellecimiento" de las plazas. "Los valores de las flores eran escandalosos, tanto que después ningún intendente quería meterse con las plazas por la mala imagen que dejó Cassanello", explica Claudio Gentiluomo, que por entonces militaba en el Par tido Intransigente y fue secretario administrativo de esa comisión. Otro tanto sucedió con las licitaciones de empresas. En el caso de Venturino, la firma encargada de recolectar los residuos en el municipio, la investigación permitió que ya en democracia se llegara a la rescisión del contrato, con el aval de la Suprema Corte de justicia y como resultado de las irregularidades detectadas en la gestión de Cassanello. La empresa había ganado el servicio en 1975 y desde entonces la dictadura le había renovado el contrato. "Por ejemplo, había varios decretos de ampliación de servicio que se referían a la misma zona", relata Gentiluomo. Asimismo, el Concejo puso en cuestión el manejo de tierras fiscales por parte del gobierno de facto. En el caso de las parcelas balnearias entregadas a varios clubes, se Política derogaron las ordenanzas, y también se giró a la Fiscalía Nacional de investigaciones material sobre irregularidades cometidas por Coviara (instituto de viviendas de la Armada) en la construcción del barrio Los Quilmes, donde se habría defraudado al Estado nacional. Pero la tarea de la comisión del Concejo Deliberante no tuvo todo el impacto esperado. En las internas del '85, en Quilmes se impuso un sector conservador de la UCR y todo quedó en un eterno stand by. Cassanello, otra vez, pudo exhibir una sonrisa aliviada.
Deporte. En 1977, el ya fallecido presidente de la AFA Alfredo Cantilo le pidió a julio Cassanello que fuera en representación de la entidad al consejo directivo del COA. Allí, en ese año, asumía un militar amigo de la dictadura del general Jorge Videla, el coronel Antonio Rodríguez. Y también asumió Cassanello, uno de los pocos dirigentes del fútbol doméstico que tenía un cierto lazo con el deporte amateur. Era vicepresidente de la Confederación Argentina de Taekwondo, aunque al poco tiempo fue electo titular de una disciplina que nació en Corea. Antes de eso, el ex funcionario de facto también supo presidir al club Quilmes, donde fue elegido en 1974.
Su buena relación con Cantilo le permitió convertirse en el responsable de la delegación argentina que jugó el mundial juvenil de 1979 en Tokio. Ese combinado nacional tenía como entrenador a César Luis Menotti y en el campo de juego a Diego Maradona y Ramón Díaz, entre otros. Aún hoy se recuerda aquel partido final entre Argentina y la Unión Soviética, que el conjunto nacional ganó por 3 a 1. Pero también se recuerda cómo el comentarista José María Muñoz logró gestar una charla telefónica entre Cassanello y Videla por Radio Rivadavia. El dictador dijo: "Veo nuevamente al pueblo argentino volcado ya en las calles al grito de Argentina rememorando al que hace casi un año atrás fuera nuestro campeonato mundial", a lo que desde Japón Cassanello agregó: "Tenemos la convicción de que realmente hemos podido demostrar a través de nuestra estada aquí la forma de ser libre, la forma de pensar, la forma de vivir de toda una juventud argentina, de hoy y de siempre". El diálogo fue consignado en un artículo del periodista Ezequiel Fernández Moores. Cassanello suele comentar que no hay que mezclar deporte y política. Una curiosidad: su época de gloria como mandamás de Quilmes fue 1978, cuando el club obtuvo su único título local. Con el tiempo y los contactos, el hombre siguió su carrera política, pero nunca abandonó la dirigencia. A tal punto que fue una de las pocas autoridades que desde 1977 viajó a todos los juegos Olímpicos. Y en Atlanta '96 fue el jefe de la delegación que viajó a Estados Unidos.
No sólo eso: cuando se des arrollaron los juegos Pan americanos de Mar del Plata, en 1995, fue el encargado de la organización en la villa olímpica montada en las residencias de Chapadmalal.
En una reñida elección, en 2005 logró suceder al coronel retirado Antonio Rodríguez, quien había depositado su humanidad en el sillón presidencial durante 28 años. "Es el hombre ideal para seguir con nuestro proyecto", enfatizó el militar por aquel entonces. Y así llegó Cassanello a Beijing, como el hombre más poderoso del olimpismo argentino.
Más política. Pero antes de la gloria olímpica, en 1991 y tras varias gestiones poco exitosas en Quilmes, Cassanello vio la grieta para intentar volver a ser gobierno. Y casi lo logra: su partido, Acción Comunal, salió segundo, superando a la UCR, pero el rechazo de los militantes por los derechos humanos dio resultado. Un día, toda la ciudad amaneció empapelada con un afiche que lo mostraba junto a Jorge Rafael Videla y José Alfredo Martínez de Hoz en la inauguración en 1980 de la planta potabilizadora General Belgrano, de la entonces obras Sanitarias, en Bernal. "La memoria es el requisito para no volver a equivocarnos", rezaba el afiche.
Finalmente, se impuso el hoy ministro kirchnerista Aníbal Fernández, pero Cassanello logró arrimar a su causa tres bancas de concejal. Y en 1993, luego de trabar una alianza con sectores del duhaldismo quilmeño, con el ex diputado Ángel Abasto a la cabeza, Cassanello llegó a la Sala II de la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Quilmes. "Que yo sepa, él no es un gran jurisconsulto, es un abogado común y corriente al que no le veo mayor envergadura intelectual, pero está ahí", ironiza Colela. La Asociación judicial Bonaerense de Quilmes denunció que "el juez Cassanello deshonra al Poder judicial", por ser "cómplice de la dictadura". Algo similar pasó en 1985, cuando el bloque justicialista del Concejo Deliberante propuso nombrarlo "persona no grata". Así y todo, sin importar lo hecho en el pasado ni los repudios del presente, hoy Cassanello se encuentra en China, con todos los beneficios que le otorga el COA. En algún momento tendrá que rendir cuentas sobre su vinculación con la dictadura. Cassanello, como hombre de las leyes, lo sabe: un día será justicia
Informe: Jorge Repiso. Fotos: Horacio Paone N, Pablo Stubrin.
Bussi , el gran simulador
Mientras Julio Ernesto Cassanello, intendente de Quilmes durante la dictadura militar y actual presidente del Comité Olímpico Argentino, está en China para disfrutar de los Juegos Olímpicos, en el país se sigue juzgando a los militares acusados de crímenes de lesa humanidad.
En Tucumán se está desarrollando el juicio contra los ex generales Luciano Benjamín Menéndez y Antonio Bussi por violaciones a los derechos humanos y que debió interrumpirse porque Bussi alegó un dolor en el pecho durante la audiencia del martes 5 y fue trasladado de urgencia a una clínica privada. El juicio se refiere al secuestro y desaparición del senador provincial Guillermo Vargas Aignasse en 1976, cuando Bussi era gobernador y Menéndez jefe del Tercer Cuerpo de Ejército. Si. no hay más retrasos, a fin de mes se conocerá la sentencia. A la par, el miércoles 6 de agosto, en la provincia de Corrientes, el Tribunal Oral Federal condenó a cadena perpetua al jefe del Regimiento de Infantería 9, el ex coronel Julio Rafael Manuel Barreiro, y a 25 años de prisión al ex coronel Horacio Losito y al ex capitán y presidente de la Sociedad Rural correntina durante los '90 Juan Carlos De Marchi. En tanto que el ex gendarme Raúl Reynoso fue condenado a 18 años de cárcel.
Cuando se dictó la condena, Cecilia Pando, que apoya activamente a los genocidas, amenazó al grito de "te voy a matar con mis propias manos" al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, quien presenciaba la histórica sentencia. Además, entre otros hechos significativos en el tema de derechos humanos a lo largo del año, se condenó a 25 años de prisión al ex jefe del Ejército general Cristino Nicolaides, en lo que fue el primer caso contra militares que terminó en condena luego de las leyes del perdón. Y se detuvo al gobernador bonaerense durante el Proceso Ibérico Saint Jean, junto a su ministro de gobierno Jaime Smart, quien se convirtió en el primer ministro civil detenido por su acción durante los años de plomo. Así, se sentó jurisprudencia y quedó abierta la posibilidad para que se amplíe la lista de civiles presos por crímenes de lesa humanidad.
POR JUAN CABANDIÉ Diputado porteño por el FPV
“se tiene que ir”
Tener como presidente del Comité Olímpico Argentino al señor Julio Cassanello, intendente de Quilmes durante la última dictadura militar, entre los años 1979 y 1982 y que llegó a ocupar aquel cargo mediante el apoyo político del entonces gobernador de facto de la provincia de Buenos Aires, el general Ibérico Saint Jean, es una vergüenza para la Argentina. Tanto es así, que el propio Cassanello evita poner estos datos personales en su perfil, que figura en la página web del Comité Olímpico. Parece que a él también le da vergüenza lo que alguna vez hizo como funcionario del último gobierno de facto.
Cabe recordar que, entre sus principios rectores, la Carta Olímpica Internacional señala que "el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en... el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales", y agrega que garantizarla dignidad del individuo es un requisito fundamental de las Olimpíadas". Como ex funcionario de la dictadura genocida que asolara nuestro país, Cassanello no reúne los necesarios requisitos de idoneidad. Se tiene que ir. Con todos los avances que se han producido en la consolidación de nuestra democracia desde 1983 hasta esta parte y con el sostenido avance que se viene haciendo en materia de derechos humanos desde el gobierno de Néstor Kirchner y que se mantiene en el actual gobierno de Cristina Kirchner, es que no puede haber cabida para un ex funcionario de la última dictadura militar en un organismo que represente a los atletas. Hay que pensar que con todo lo que nos costó conseguir la democracia, nos merecemos otro representante en el Comité Olímpico, uno que acompañe el sentir del deporte en el marco de un proyecto de país y que refleje el respeto por los derechos humanos y la democracia.
“No puedo estar al frente del COA”
"No soy un atleta paraolímpico, soy un atleta en silla de ruedas, pero también un atleta que lucha para que se sepa la verdad y por eso hice todo lo que hice. Cassanello no puede estar al frente del Comité Olímpico Argentino." El que habla es Martín Sharples; un deportista que tomó notoriedad pública cuando hace unos días, en una conferencia de prensa que se brindó en la empresa Telecom, al presentarse en forma oficial como sponsor de la delegación argentina que participará en los Juegos Olímpicos de Beijing, el deportista denunció al titular del COA. Luego fue sacado por personal de seguridad y a la fuerza del lugar. ¿Esa fue la primera vez que denunció a Cassanello? No, ya lo había hecho en dos oportunidades anteriores. Como deportista esta persona no puede estar al frente del Comité Olímpico porque fue intendente de Quilmes en la dictadura.
¿Pudo cruzarse con Cassanello después del último episodio público? No. Me citaron a los pocos días al Comité Olímpico y yo quería hablar con él y decirle que tenía que renunciar, pero no apareció. Hablé con otros dirigentes y nada más. ¿Qué pasó las otras dos veces que lo denunció públicamente? Una fue en un acto en el Teatro San Martín y otra fue en la marcha que se hizo durante la presentación de la antorcha olímpica. En el recorrido lo busqué y lo denuncié. Y siempre dije lo mismo, no puede ser presidente del Comité por ser cómplice.de la dictadura. También es juez.
No tiene capacidad moral para ser juez de la provincia de Buenos Aires ni de ningún lado.
¿Qué le dijeron en el Comité cuando habló sobre Cassanello? Que no tiene antecedentes penales, pero Cassanello fue funcionario de la dictadura y eso es suficiente. Tendría que blanquear su situación, porque en la página del COA no pone sus antecedentes como intendente de Quilmes.
¿Hasta dónde piensa llegar? Pienso en hacer una huelga de hambre. Veremos qué pasa.
Juan Carlos Colela
Ex presidente del HCD de Quilmes
"Cuando en el '79 se hace el 'mundialito' de fútbol, Cassanello viaja a Japón con un directivo de básquet con el que yo tenía una relación comercial muy estrecha. Cuando vuelven, ese hombre me dice que Cassanello iba a ser el nuevo intendente de Quilmes. En ese tiempo se idiotizó a la gente con el fútbol y se hizo coincidir algunos partidos con la visita de una comisión investigadora sobre los crímenes que estaba cometiendo la dictadura. Yo no veo una injerencia decisoria de Cassanello. Era un aprovechado que los dejaba hacer y se comía las ventajas. Sacaba provecho y miraba para otro lado."
Nelfa Suárez
Ex detenida de Quilmes "Recuerdo que el comentario en Quilmes era cómo podía ser que Cassanello, que era parte de una familia muy conocida en la zona, formara parte dei Proceso y no tuviera conocimiento de todo lo que estaba pasando, que en esa época ya era bien sabido. Pero que ahora sea juez de Cámara y encima haya llegado a presidir el Comité Olímpico Argentino es una terrible barbaridad. ¿Qué estamos premiando como sociedad, la impunidad? Hay que denunciar estas situaciones y luchar por que se acaben. El de Cassanello no es el único caso. Hay que empezar a pelear y a denunciar la impunidad."
Jorge Márquez
Historiador. En septiembre, su libro Al Sur de la Utopía estará en la calle.
Con la misma astucia de la que hizo gala en aquellos días y que le permitió sortearlas internas dé los militares, obtener presupuestos excepcionales y salir prácticamente indemne de su gestión, consiguió burlar su pasado y ser candidato a intendente quilmeño en 1991 y llegar a juez. Su caso, venturoso hasta la fecha, logró separar la historia de la coyuntura: los asesinos con los que se había relacionado, y que lo habían elegido para dirigir nuestros destinos, nunca lo salpicaron. Tampoco sus acciones habían sido nunca difundidas ni observadas jamás.
POR CLAUDIO MORRESI Secretario de Deporte de la Nación
“Que se haga cargo”
Cuando asumí como secretario de Deporte de la Nación decidí que no abandonaría la búsqueda de la verdad y de la justicia. Me preguntaban qué iba a suceder cuando me cruzara con ciertas personas que tuvieron vinculación con la dictadura, y siempre les contesté lo mismo: si tienen las manos manchadas con sangre, hasta el último día de mi vida lucharé para que cumplan en prisión su condena, la que determine la Justicia. En cuanto a los que colaboraron y fueron funcionarios en ese período como en el caso de Julio Cassanello, presidente del Comité Olímpico Argentino y tienen una representación dada legítimamente por las federaciones deportivas, me tocará trabajar junto a ellos, únicamente, en lo referente al desarrollo del deporte en mi país.
Al igual que comenté al finalizar aquel acto en el cual Sharples denunció a Cassanello, repito que en la vida uno se tiene que hacer cargo de sus actos y siempre rendir cuenta por ellos. No voy a juzgar la actitud de Sharples, es más, me solidaricé con él al enterarme que cuando lo retiraban del lugar recibió algún golpe. La Argentina avanza en la búsqueda de justicia y es hora de que todas nuestras instituciones sean representadas por hombres y mujeres comprometidos con este tiempo. Finalmente, al enterarme que hubo escarches anteriores y que por esa circunstancia la presencia en actos públicos del presidente del COA estaba muy restringida, me llamó la atención que no estuviésemos prevenidos los invitados ni el dueño de casa, quien representa un salto de calidad para el deporte de representación nacional con su aporte desde el empresariado privado.
“nunca me atendió”
Fermín Jeanneret tenía 68 años cuando lo secuestraron.
Era la noche del 6 de abril de 1977 y dormía en su casa de Quilmes Oeste hasta que un grupo de hombres lo sacó a la fuerza. Había sido un obrero peronista y en su familia se hablaba de política. Gestionó la sesión de un terreno para homenajear a los fusilados de José León Suárez y cuenta su hija Elda (foto) que, "una vez jubilado, puso un quiosco con metegol en el barrio". Allí también hablaba con los jóvenes de política. Elda comenzó a buscarlo desde el primer día que desapareció. Reclamó en guarniciones militares, pasó por el Ministerio del Interior, por comisarías, por el Departamento Central de Policía y hasta viajó a países limítrofes para ampliar la búsqueda. Presentó un pedido de habeas corpus ante un juez y en medio de su peregrinaje acudió a la intendencia de Quilmes "en varias ocasiones" hasta entrada la democracia. "Recuerdo haber ido a pedir ante Cassanello tres veces. Me atendían sus secretarios, que me escuchaban, tomaban notas y salían a transmitirle mis pedidos. Yo buscaba a mi padre pero además tenía problemas económicos por la falta de trabajo que padecían algunos miembros de mi familia. Supongo que esto ocurría por portación de apellido. Cassanello nunca me atendió en esos tres años. Siempre se excusó diciendo que estaba muy ocupado como para atenderme. Vi que iba a ser imposible y dejé de buscarlo", dijo.
Elda pudo sepultar a Fermín 29 años después. El Equipo de Antropología Forense dio con los restos en una fosa común del cementerio de Lomas de Zamora.
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